Las emociones tienen un efecto profundo en
nuestra salud. No solo afectan al sistema inmunológico, sino que crean
predisposiciones a muchas enfermedades. Prácticamente a cada enfermedad se le
ha asociado una emoción negativa.
Por ejemplo, si tenemos gripe, podemos
recorrer las emociones y experiencias del pasado que nos han llevado a esta
enfermedad. Puede ser una simple tensión emocional pasajera, por aspectos
familiares, escolares, o de trabajo, pero lo suficientemente poderosa como para
debilitarnos lo suficiente para que la enfermedad física se presente. Una vez
que tomamos conciencia de ello, es más fácil y rápido superar la enfermedad. De
esta forma podemos entender que nuestro cuerpo nos habla.
Ahora, no siempre es fácil identificar esas
emociones, y mucho menos superarlas. Entonces usamos las flores de Bach,
ofreciendo al cuerpo un estímulo adicional para superar nuestros miedos,
resentimientos y traumas, por ejemplo.